He leído en ArsTechnica un interesante artículo de Jon Stokes titulado "Cómo hasta los más tontos espías rusos pueden burlar a la NSA", que comenta la historia de los espías rusos capturados por el FBI en New York, que involucró a la peruana Vicky Pelaes. Pero más alla de la larga lista de probada incompetencia tecnológica y profesional por parte de los espías que involucra errores tan tontos como usar redes wifi abiertas, dejar los password escritos en una hoja de papel cerca de la computadora o pedir ayuda a un "colega espía" que resultó ser un agente encubierto del FBI, sin haber verificado su identidad con el cuartel general. La verdadera vergüenza es que las herramientas de escucha y datamining de todas las comunicaciones digitales (la gran mayoría en nuestros días) que ha desplegado la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) para proteger a los Estados Unidos de la "amenaza terrorista" y que ha representado un costo de miles de millones de dólares en infraestructura y salarios de las mentes más brillantes, ha sido burlado por una simple técnica de ocultar mensajes en imágenes llamada "Esteganografía". Es más los mensajes ocultos no fueron descifrados por la cara infraestrucura del NSA, sino por el programa que estaba en la misma laptop de los espías luego de que su casa fuera intervenida por el FBI.
Esta historia está en línea con las dos anteriores en donde comentaba que ni los más brillantes analistas cuantitativos o "quantas", de Wall Street había logrado siquiera igualar la exactitud de las "predicciones" de Paul (un pulpo) o Mani (un periquito). Y es que parece que a más "inteligente" es el análisis y el modelo formulado, más falsa confianza hay en dicho modelo y por lo tanto más riesgos se toman. Al parecer las mentes más brillantes de analistas han olvidado algo que aquellos que comenzamos hace ya treinta años o más a trabajar con microcomputadoras aprendimos y que es el famoso GIGO (Garbage In, Garbage Out) que en lenguaje común quiere decir si metes datos basura a un programa obtendrás datos basura.
El GIGO aplica al caso de las empresas calificadoras de riesgo como Standard & Poor’s, Moody’s o Fitch, que elaboraron complejos modelos matemáticos basados en las más avanzadas técnicas de análisis probabilísticos para hacer predicciones sobre el riesgo involucrado en el default de pagos de las hipotecas de propiedades inmobiliarias que respaldaban las famosas MBS (Mortgage-Backed Securities), sin embargo utilizaron conjuntos de datos (data sets) que se sabe hoy en el mejor de los casos sólo incluían valores de propiedades de los últimos treinta años. Simple incompetencia, negligencia o deliverado ocultamiento de información para beneficio propio es algo que la justicia tendría que determinar.
GIGO es también el caso para el gran sistema de monitoreo de comunicaciones electrónicas que entran y salen de los Estados Unidos y que ha deplegado la NSA, que se basa en un sistema de inteligencia artificial probado sólo en laboratorio con un pequeño conjunto de datos y que luego se expande para analizar un diverso y mucho más complejo conjunto de datos que es la comunicación digital de nuestros días que es inherentemente multimedia. Imaginen este escenario, esconden los mensajes no en imagenes (fotos), sino que lo hacen dentro de algunos cuadros de un video, mucho más difícil de detectar.
GIGO es cuando los quantas usan sólo las estadísticas de los resultados de partidos anteriores, incluso remontandose al primer mundial (Uruguay 1930); para calcular las probabilidades de que un determinado equipo gane, e ignoran por completo datos como estado físico o anímico de cada uno de los jugadores o entrenadores que componen las selecciones mundialistas.
GIGO es cuando los programas de High-Frequency Trading, tratan de predecir hacia donde irá el mercado basado sólo en volumén y la tendencia del mercado en los últimos milisegundos, pero no considera tendencias superiores con lo cual terminamos con inexplicables anomalías como el último "flash crash".
Como dice aquella famosa frase que escuche no hace mucho durante los días más difíciles del 2008: "Para que presumir dolo cuando la simple incompetencia puede explicarlo".