En el blog A VC (un capitalista de riesgo), el día de hoy su autor Fred Wilson, aplaude la iniciativa de SecondMarket, una empresa que tiene por objetivo ayudar a vender acciones de empresas Startup. Hasta el presente sólo había dos formas de poder salir de una inversión en una Startup para un inversionista de capitales de riesgo (Venture Capitalist), una es vender toda la empresa a otro inversionista que desee asumir el reto, o ir a una oferta pública de acciones a la bolsa de valores, para poder vender la participación en la empresa a través de la conocida forma de acciones. El hecho es que en lo que va del año sólo se han podido vender 56 startup, en comparación con el doble durante el mismo periodo el año pasado (y eso que el año pasado también fue malo para los capitalistas de riesgo). Pero en lo que va del 2009 no se ha podido vender ninguna a través de ofertas públicas en la bolsa de valores.
Los grandes genios de las finanzas han llegado a la conclusión de que la mejor forma de hacer líquido, activos que de otra forma serían ilíquidos es venderlos a través de este mercado paralelo llamado SecondMarket (propiedad de una sola empresa) y que no es supervisado por la SEC (la comisión supervisora de valores de los Estados Unidos). Es decir debemos otra vez iniciar el ciclo de voracidad irracional pensando que se puede hacer dinero de la nada y sin ninguna regulación, para que los CEOs y CFOs de las firmas de capitales de riesgo puedan mostrar resultados positivos en las próximas juntas de directorios, para que estos pobres angelitos puedan cobrar sus "merecidos" bonos y compensaciones por su "brillante rendimiento".
Leer cosas como esta me hacen pensar si es que como sociedad hemos olvidado que el popósito de la economía es poder asignar de manera racional los escasos recursos que ofrece nuestro planeta. Parece ser que los últimos 20 años de dispendio irracional (la famosa "Irrational exuberance" de Alan Greenspan) nos han hecho olvidar que hace sólo menos de un siglo se vivió una hambruna en la Union Soviética (1932-1933) y que la humanidad ha pasado durante varios momentos de su historia por periódos de terrible escasez. Si bien es cierto que abandonando el patrón de oro, se pudo entrar a una nueva era de suministro de dinero y crédito que no depende de la cantidad de oro físico que exista en el planeta y de esa forma el gran progreso tecnológico de finales del siglo XX fue posible. Parece que hemos olvidado que el dinero es en realidad un medio para el intercambio y medición, pero no el fín de la economía.
Pensar que volviendo otra vez a poner liquidez en el sistema, todas las ineficiencias del mismo podrán ser mantenidas, no sólo es ilusorio, es una irresponsabilidad criminal con las generaciones siguientes. Lo que debemos aprender de esta crisis es que existen límites naturales para toda sociedad y occidente en su conjunto ha llegado a su límite natural de crecimiento con la actual tecnología económica. Si queremos seguir expandiendonos debemos ciertamente poner todo en evaluación y volver más eficiente el proceso productivo actual.
Si recordamos a los capitalistas de riesgo del pasado como Edison o Ford, veríamos que eran en realidad visionarios involucrados personalmente con su trabajo, invertían sus fortunas personales en cosas que no existían pero tenían la certeza de que podrían revolucionar la sociedad en que vivián. Sin embargo los inversionistas de riesgo del presente se comportan como aquel que compra cientos de billete de lotería a ver con cual gana el premio mayor. Lo perverso es que con los billetes que no sacaron premio y cuyo sorteo ya pasó, quieren venderlos a despistados inversionistas, para volver líquida su inversion fallida y poder seguir el ciclo de comprar nuevos números con tal de tener la propiedad del billete ganador del próximo sorteo.
¿Qué diferencia entonces a un capitalista de riesgo de hoy y de ayer?, básicamente la propiedad del capital. La gran mayoría de firmas de capital de riesgo son en realidad empresas que colectan dinero de inversionistas de todo tamaño y cuya cúpula de "iluminados" decide en que proyectos invertir o no, obteniendo un premio si consiguen buenas inversiones. Cuando Edison se equivocaba, y perdía su fortuna se declaraba en quiebra y era él quien perdía su capital, en la actualidad las grandes firmas están administrando los fondos de retiro de millones de occidentales, que creyeron que estos "genios de las finanzas", podrían convertir sus fondos de retiro en una fortuna que les permitiría vivir tranquilamente en su vejez. Es decir cuando uno de estos CEOs o CFOs pierde miles de millones de dólares, no lo hace de su dinero, sino del dinero de otras personas.
Entonces, ¿debemos volver al antiguo sistema?. No, sencillamente ya no es posible, otorgar tanto poder y riqueza a una sóla persona, de hacerlo o permitirlo crearíamos un problema aún mucho peor. Recordemos como los grandes barones de la banca en los 30s generaron la Gran Depresión, sencillamente porque deseaban salvar su capital a toda costa, incluso en perjuicio de la sociedad que les servía de cobijo. Necesitamos una nueva forma de organización, que respetando las actuales estructuras, construya el siguiente piso del edificio del progreso humano (lo confieso soy positivista).
Yo admito que no se la respuesta a la pregunta ¿cuál debe ser el nuevo orden?, pero lo que si tengo claro es que la respuesta a esa pregunta no es mantener el actual sin cambio, ni tampoco intenar un salto al vacío. Mientras no tengamos la respuesta a esa pregunta, la única salida es la racionalización del uso de los recursos, hemos crecido mucho y muy rápido, la única forma de que alcance con el actual sistema es haciendo las porciones más pequeñas. Pretender que poniendo liquidez resolvemos el problema es como darle ibuprofeno a un enfermo que se queja de dolores, en la creencia de que si no hay dolor, pues ya resolvimos el problema.
La liquidez lleva a la hiperinflación mundializada como en Weimar y como en la URSS, luego sobreviene la licuación de las reservas de los bancos centrales y el cambio de moneda de reserva mundial, el caos económico, la impotencia de las políticas que no sean firmemente nacionalistas, el apriete sobre los recursos energéticos, la muerte de millones. El orden posterior es el archiconocido Gobierno Mundial, una dictadura planetaria con centro en Londres. Revoluciones tecnológicas posibles para no caer en la trampa del curso actual de acontecimientos: nanotecnología para empezar, ingeniería genética para seguir; pero solo una revolución en producción energética será capaz de evitar el colapso civilizacional y la apuesta por un planeta con flora y fauna a salvo de nosotros los depredadores impulsada por Felipe de Edimburgo: además de fusión nuclear la producción en grandes volumenes de antimateria, energía barata por los siglos de los siglos y una oportunidad para la especie futura.
Las computadoras se apagan minutos antes que el petróleo se acabe, las baterías se agotan unos minutos antes. Hidrógeno o antihidrógeno porque si ensayamos con productos orgánicos no alcanzará y hoy el petróleo es el 70% de la energía mundial y las centrales térmicas que lo queman avasallan a las nucleares, geotérmicas, hidroeléctricas, mareomotrices y solares. Sin petróleo digamosle adiós a la cloud computing, al software libre, a IPv6 y a los procesadores multicore y GPU’s y memorias DDR5 y discos SSD Flash, etcetera. En 30-35 años todo se apaga tristemente.