Me he dado un tiempo para poder escribir una líneas y deseo hacer una reflexión sobre uno de los dogmas de la sociedad post-global en la que nos econtramos: "La educación es la llave para salir de la pobreza". Nos lo han programado en los más profundo de nuestro subconciente y lo aceptamos como una verdad evidente, que no requiere confirmación experimental. Sin embargo hay abundante información para cuestionarnos sobre la validez de la premisa, más aún cuando la educación está dejando de ser un servicio gratuito que el estado provee a los miembros de la sociedad sin discriminación alguna y se está convirtiendo en un negocio más.
En toda latinoamérica hemos invertido en los últimos 50 años miles de millones de dólares en educación, con resultados que al menos merecen el calificativo de dudosos. Venezuela por ejemplo destinó cientos de millones de dólares en becar jóvenes para que se eduquen en las mejores universidades del mundo a través de diversos programas, construyó miles de escuelas y decenas de universidades públicas desde que la democracia se reinstaurara en 1958 tras el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y hasta ahora a pesar de todo el tiempo transcurrido y lo abultado de la inversión en términos de desarrollo, Venezuela sigue tan atrasada como antes. Otro caso interesante es el cubano, donde a pesar de los esfuerzos en alfabetizar a todos y poner a la educación como uno de los triunfos de la revolución, Cuba a pesar de la inyección de miles de millones de dólares que es recibida de Venezuela sigue igual de mal.
Argentina y Uruguay que se enorgullecen de sus respectivos sistemas de educación pública, países en los cuales aquel que desea estudiar puede hacerlo y que tienen la educación como un valor social, son la prueba de que a pesar de tener un país altamente educado, la pobreza no se resuelve sólo con inversión educativa y en muchos casos se puede tener el efecto contrario.
España al otro lado del Atlantico ha educado a la mejor de todas sus generaciones a un gran costo, sólo para tener un desempleo juvenil (18 a 25 años) de más del 50% y un desempleo promedio de más del 20%.
Por el contrario la economía más dinámica del mundo U.S.A., la inversión en educación es superior en términos absolutos a la latinoamericana, pero semejante a la nuestra en términos relativos, sin embargo es el lugar donde las grandes tendencias mundiales se crean. La razón más del 50% de las empresas de Silicon Valley tienen un fundador que es inmigrante.
En el Perú desde hace mucho tiempo estamos empeñados en resolver nuestros problemas sociales con inversión en educación, desde Odria y sus grandes unidades escolares, la reforma educativa de Velasco y luego Morales Bermúdez, pasando por Fujimori y sus inaguraciones diarias de colegios, Toledo con su proyecto Huascaran, hasta la millonaria inversión de Alan García en el proyecto "Una Laptop Por Niño". Lo único que ha quedado claro es que a pesar de que ahora hay muchísimos menos analfabetos que en la época de Odria, graduamos tantos médicos, abogados, ingenieros y profesores que cualquiera hace medio siglo hubiera podido imaginar, en términos generales seguimos teniendo los mismos problemas que antes.
Todos sabemos que un mal diagnóstico, siempre lleva a empeorar al paciente, porque por un lado la medicina que se le aplica no lo cura de su padecimiento, por otro los efectos secundarios de la medicina pueden crear nuevos padecimientos. Lamentablemente en Latinoamérica hemos diagnosticado mal nuestros problemas y siempre hemos aplicado mal la supuesta cura. Yo no pretendo dar ni el diagnóstico, ni la cura en los pocos párrafos de este post. Sólo deseo desperdar la duda sobre uno de los pilares de nuestras creencias en este mundo post-global y de la sociedad del conocimiento.
Desde que Fujimori pasó la ley de la inversión privada en la educación, abrio las puertas a la más grande de todas las pirámides que nuestra sociedad haya sido testigo, si mucho más grande que la de CLAE. Sin embargo parece que nadie se ha dado cuenta o prefieren vivir en la ilusión. La avalancha de escuelas, institutos y universidades privados que tienen como motivo de existencia el lucro han redefinido las reglas de la educación en el Perú.
Para que una empresa sea rentable en un mercado de competencia perfecta, se requiere controlar los costos. Lamentablemente en la educación, un sector en el cual el mayor costo es la "mano de obra" (no se puede invertir en robots profesores), el mantener este costo de producción bajo significa tener profesores cada vez más mal pagados y como consecuencia aquellos que aceptan estas reglas de juego de bajos salarios o son profesionales mediocres o profesionales con muy baja autoestima. Nadie que pueda ganar más haciendo otra actividad, aceptaría el puesto de profesor o catedrático, en un entorno donde para poder ganar los suficiente para mantener a una familia se debe tener dos o incluso tre trabajos, por más de que reuna las características idoneas para el puesto de profesor o catedrático. Es por eso que lamentablemente en el Perú hemos acuñado la frase: "El que sabe hace, el que no enseña".
El problema es que un sistema educativo mediocre se realimenta a si mismo en un perverso circulo vicioso. Los pocos que han aprendido algo o son talentosos salen fuera donde pueden conseguir mejores perspectivas económicas, los medianamente capaces quedan a cargo de empresas o catedras en las universidades más importantes del país y el resto o acepta trabajar por salarios muy bajos y condiciones laborales al borde de la legalidad en alguna pequeña empresa semi-formal o enseñando en alguna de las muchas instituciones superiores orientadas a los sectores de ingresos medios a bajos. Teniendo como resultado esto último la producción masiva de profesionales de dudosas credenciales académicas.
Las clases más altas de la sociedad siempre tendran el dinero suficiente para poder pagar los mejores servicios de salud o educativos, son las clases medias y bajas aquellas que deben conformarce con lo que pueden pagar. Gracias al modelo de elevación de la productividad a toda costa que todos los países están aplicando, ya sea a través de la inversión en capital (que reemplaza mano de obra y por lo tanto genere alto desempleo) o la reducción de los salarios para las posiciones que demanden poca calificación, están generando que la renta percápita de los sectores que hasta no hace mucho se consideraban clase media, se aproximen cada vez más a lo que hasta no hace mucho se consideraba pobre. Por lo tanto está crisis del sector educativo es algo que afecta mayormente a la clase media, que cada vez tiene menos poder adquisitivo y debe conformarce con servicios de salud o educativos, cada vez más deficientes.
Lo que nos lleva a que es peor, donde la primera opción es no pagar por una educación que se sabe es mala y orientar esos recursos a una inversión más productiva o gastar el dinero en una educación que se sabe mala, pero que otorga un título profesional que funciona como una suerte de billete de lotería, en donde para poder aspirar a un trabajo aunque sea mal pagado se necesita tener uno de estos papelitos. Luego no es de extrañar que la mayoría de empresarios exitosos o no hayan ido a una universidad, o simplemente la hayan abandonado luego de darse cuenta del poco valor real de los conocimientos que estas imparten.
Supongo que muchos a estas alturas estan pensando que lo que deseo es deprimirlos o les voy a vender la solución mágica a todos los problemas, lamentablemente ninguna de las dos opciones anteriores es cierta, como les dije el propósito de este post es sólo cuestionar. Yo no se cual es la solución al problema, pero al menos creo que algo se puede ganar al verbalizar el problema. Al menos ahora aceptando que algo está mal, podemos discutir alternativas de solución.