Los que siguen mi blog ya saben que uno de mis blogstars es Santiago Niño Becerra, aunque si bien es cierto el meltdown de la economía mundial no se ha producido aún, y don Santiago Niño lo anunció para finales del verano del presente año y ya estamos en otoño. Con todo me sigue pareciendo uno de los economistas más lúcidos que hay actualmente y tal vez el mejor economista de habla española. Yo aún creo que el crash de los mercados financieros es inevitable, si este ocurre mañana o en los próximos 18 meses realmente tiene poca relevancia para mi, porque hablar de plazos es como calcular la edad de un fósil, no hay valores exactos, y aquel que está jugando a coger los picos y los valles para maximizar su utilidad, o es mejor que tenga un buen apalancamiento o perderá hasta la camisa.
Sin duda, cuando Santiago Niño nos explica lo que está pasando y no involucra su tono profético, suceden dos cosas. En primer lugar recibe menos rechazo de la gran mayoría y en segundo su discurso bastante pedagógico (probablemente aprendido tras muchos años como catedrático) clarifica hasta los eventos más complicados. El día de ayer publicó un interesante artículo en "La Carta de la Bolsa", bajo el título "La idea de la culpa como concepto", en el cual nos explica como actualmente en todo el mundo desarrollado los gobiernos están queriendo manipular la mente de los ciudadanos para hacerles creer que la culpa de la crisis es de ellos por "haber vivido más alla de sus posibilidades", aunque en el artículo explica muy bien como ese vivir más alla de las posibilidades reales fue antes permitido y alentado por quienes se beneficiaban de que eso fuera así.
Aunque, tiene mucho sentido lo que dice, no es menos cierto que este discurso de vivir mucho más alla de nuestras posibilidades ya ha sido pronunciado antes, sino basta con oir el famoso discurso de Jimmy Cartes (uno de los pocos presidentes honestos que ha tenido este país) del 15 de julio de 1979 al cual los republicanos llamaron "El discurso del malestar". Pero, como dice Santiago Niño, cuando era conveniente se dejó que las personas vivieran derrochando de esa forma.
Así que como me parece un post para "el manual", como le gusta decir a Santiago Niño, aquí les copio/pego la integridad del artículo que me parece muy revelador sobre las reales intenciones de los gobiernos:
Para tomar un camino distinto, para llevar a cabo una reforma, para poner en marcha un proceso diferente, es imprescindible vender una nueva idea. Ilustraciónen las mentes de los receptores un nuevo concepto, y para eso lo más fácil es meter previamente en esos cerebros el sentido de culpa a fin que los destinatarios interioricen la necesidad del cambio: ‘Como he sido malo tengo que apechugar con lo que viene’. El mensaje, ahora, es el de que ‘hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades’
Lo que viene va a ser tremendo, y va a serlo a un doble nivel. Por un lado, al tener que renunciar a cosas que se habían considerado normales, no excepcionales; por otro, a medida que se vaya interiorizando que no se trata de un mal sueño del que se despertará tras unos meses de sinsabores. Lo que viene es permanente: para el 99,99% de la población nunca se van a volver a repetir las orgías de consumo vividas en años pasados porque nunca jamás se va a volver a disponer del nivel de endeudamiento que en esos años pasados a ese 99,99% de la población se le permitió alcanzar (‘se le permitió’: graciosamente, porque sí, porque era conveniente).
A estas alturas la actividad económica se ha desacelerado respecto a los años del boom, mucho, muchísimo, y si no lo ha hecho aún más ha sido debido a los planes E puestos en marcha a lo largo y ancho del planeta, pero planes que nada han arreglado: tan sólo han mantenido con vida al sistema a base de inyectar oxígeno a unos pulmones agotados, una respiración asistida a fin de que el modelo viviese el tiempo suficiente para cerrar los cajones que aún quedaban abiertos, una vida artificialmente mantenida a un coste monstruoso: en los países desarrollados el 30% del PIB.
Junio, Julio, Agosto, Septiembre: a medida que los planes E han ido concluyendo, a medida que los déficits se han enquistado y las deudas totales encapsulado, y el desempleo manteniendo (o creciendo: aquí), se ha ido haciendo patente que el problema es irresoluble: para revertir esta situación de caída es necesario aumentar un gasto que es imposible aumentar porque imposible es aumentar los ingresos que lo posibilitan, por lo que se opta por recortar los gastos que habría que aumentar a fin de que con esos ingresos a la baja puedan atenderse esos gastos ya podados y en proceso de repoda (‘poda’ y ‘repoda’: ‘consolidación’).
Junio, Julio, Agosto, Septiembre: la constatación de que volver atrás ya no es posible, del fracaso de un intento imposible de retorno que ahora hay que pagar, entre todos, si. Pero para eso hace falta que quienes han de pagar comprendan su error, admitan su pecado: ‘hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades’ y eso era insostenible. Pero quienes así moralizan nada dicen sobre el hecho de cuando eso sucedía era porque, según se decía, ‘el mundo iba bien’; era porque ‘la economía española jugaba en la Champions League de las economías mundiales’. Era porque, parafraseando a Deng Xiao Ping, ‘Endeudarse era honroso’.
Ahora hay que adoptar medidas tremendas y para eso venden la idea que hemos sido chicos malos, que hemos comido muchos caramelos, por eso ahora hay que recortar, podar, eliminar, purgar. La idea de que los culpables somos nosotros, de ahí la inevitable penitencia. Es de manual (de los de antes, ¿de los de siempre?): aceptar el error para admitir el castigo, castigo por otra parte inevitable: como todo lo que siempre sucede: hoy es por nuestro bien como antes lo fue ‘vivir por encima de nuestras posibilidades’.
Volveremos sobre el tema, volveremos.