En un artículo aparecido el sabado pasado (9 de mayo) en el New York Times, se relata la historia de Douglas Bowman, un diseñador web que ha dejado Google y se ha pasado a Twitter debido a que en Google hay un rídida disciplina sobre como realizar el diseño de un website. La razón para dejar Google ha sido que la empresa de Mountain View obliga a que se haga un análisis cuantitativo si se desea realizar un cambio en el diseño, es decir si no hay datos estadísticos que sustenten un nuevo diseño, dicho proyecto nunca verá la luz.
Bowman en su blog explica por qué considera que la aproxiamción usada por Google para determinar si un diseño es válido o no usando grupos de prueba es incorrecta y limita la creatividad del diseñador. Citemos literalmente a Bowman:
"When a company is filled with engineers, it turns to engineering to solve problems. Reduce each decision to a simple logic problem. Remove all subjectivity and just look at the data. Data in your favor? Ok, launch it. Data shows negative effects? Back to the drawing board. And that data eventually becomes a crutch for every decision, paralyzing the company and preventing it from making any daring design decisions."
(Traducción: "Cuando una compañía esta llena de ingenieros, recurre a la ingeniería para resolver problemas. Reduce cada decisión a un simple problema lógico. Remueve toda la subjetividad y sólo mira en los datos. ¿Datos a tu favor? Ok, lanzalo. ¿Los datos muestran efectos negativos? De vuelta al trablero de diseño. Y los datos eventualmente llegan a ser un estorbo para cada decisión, paralizando la compañía e impidiendo a esta de hacer cualquier decisión de diseño audaz").
Algunas personas podran opinar que la creatividad no puede estar limitada por los datos, pero recordar los excesos de los "creativos" banqueros que nos llevaron a la actual crisis nos recuerda que cuando se trata de hacer dinero, no hay nada más seguro que echar una mirada a los datos por consejo. La clásica y falaz frase usada para justificar saltos al vacio es "el cliente no sabe lo que quiere", es decir debemos darle al cliente lo que a nosostros nos agrada y no aquello que le resulte más funcional o conveniente. Claro uno de los financistas que inventó las CDS pudo bien usar la misma frase para justificar aquello que ninguna estadística podía sostener, beneficio ilimitado a riesgo cero.
La discusión de qué es más importante el diseño o los datos en una era de supercomputadores es anacrónica, un diseño puede ser creado colectivamente y mejorado con realimentación de los usuarios hasta un punto tal que un sólo ser humanos por más creativo que fuera jamas podría ser competencia, la red y la inteligencia colectiva abre la puerta a una nueva forma de entender la realidad diaria.
La postura de Bownan es tan anacrónica como la de aquellos ludistas que se oponían a la tecnificación de la sociedad a principios del siglo XIX, el modo intuitivo de resolver problemas ha sido aplastado por la gigantesca maquinaria computacional que hemos construido como sociedad, ahora las decisiones son tomadas sobre Petabytes de datos, que permiten encontrar relaciones que hasta no hace mucho permanecían enterradas bajo la montaña de datos. Hay espacio para la intuición, pues ciertamente aún lo hay, pero tan pronto como se descubra una nueva tierra fertil, la maquinaria analítica llegará y la dominará tarde o temprano.