Nunca me he sentido tan desilusionado luego de una elección presidencial como hoy, la victoria de Donald Trump es definitivamente una prueba palpable de que la irreversible globalización ha quebrado a los WASP (White Anglo-Saxon Protestant) que en un acto de desesperación han votado mayoritariamente por un candidato que ha prometido cosas que él sabe no podra cumplir.
Los Homer Simpson de Estados Unidos ante una realidad en la cuál sus ingresos en términos reales han estado estancados por los últimos 12 años, una deuda que crece continuamente en la forma de hipotecas, tarjetas de crédito o leasing de automóviles. Además sin posibilidades de ascenso social como resultado de su falta de educación y un entorno cada vez más competitivo donde un ciudadano indio que sabe programar en Java puede conseguir un trabajo bien remunerado en una empresa donde los Homer Simpson de Estados Unidos no entienden cuál es el modelo de negocio. Los Homer Simpson han hecho suya la prédica de Trump, la cual la culpa de todos los problemas que enfrenta se deben a la inmigración mexicana (que cada vez es menor) y la tercerización de puestos de trabajo a China u otros países del Asia, como resultado de tratados de libre comercio mal negociados.
Las estadísticas son claras, Trump ha ganado en el interior rural de los Estados Unidos, entre aquellos menos educados y que sufren aún la gran recesión del 2008-2009. Aquellos que pensaron que con un diploma de High School y trabajando duro podrían conseguir el sueño americano. Pero estamos 2016, el mundo ha cambiado, cada vez se necesitan menos trabajadores. El software está reemplazando no sólo a obreros, sino también a empleados de nivel medio y alto.
Si quieren volver a los años dorados de la postguerra con segregación racial y con un sólo miembro de la familia trabajando para proveer a todos los demás como era en la decenio de 1950, entonces se tendrán que reducir la población del país a la mitad de lo que es hoy y además de reducir también el ingreso calórico per cápita (es decir comer menos).
Para colmo de males como ya mencioné en un post anterior estamos entrando a otra recesión y tenemos un presidente electo sin planes, sin equipo y lo más preocupante esclavo de las promesas electorales que de cumplirlas sólo garantizan que pasaremos de una recesión (posiblemente severa) a una depresión.