Recuerdo que ese era el título de una novela mexicana de mucho éxito a finales de los 70, cuando aún era un niño. La protagonista de dicha novela es la ahora diva mexicana Verónica Castro; no recuerdo bien la trama, pero de hecho debio haber sido bastante lacrimógena por la devoción que alcanzó en las amas de casa de la época. Me parece apropiado usar el nombre de esa telenovela como título de este post porque trataré de los suicidios de dos hombres ricos Adolf Merckle (alemán) y Rene-Thierry Magon de La Villehuchet (francés).
Siempre los pobres culpan a los ricos de sus tragedias, es más hasta se han inventado teorias de la conspiración que hablan de un grupo de banqueros que quieren controlar el mundo, pero lo cierto es que nadie ha podido mostrar ninguna evidencia de ellos, asi como tampoco tenemos evidencia de la existencia de OVNIS. Pero si atendemos sólo a los hechos podremos ver que hasta los hombre más ricos (los billonarios, es decir los poseedores de mil millones de dólares o más) son tan estúpidos como el más común y corriente de los mortales y no hay en ellos nada más que tal vez un poco más de suerte.
Tanto Merckle como Magon de la Villehuchet, no soportaron el hecho de haber perdido sus fortunas luego del colapso de los mercados, aunque en el caso del segundo contó con la ayuda del financista estadounidense Bernard Madoff, quien evaporó 1,400 millones de dólares del fondo de inversiones que administraba el francés. Recordémos que a principios de los 30, las historias de suicidios de empresarios que se arrojaban de las ventanas de los edificios más altos de Manhattan, luego de descubrir que estaban quebrados, fueron motivo de titulares. Sin embargo ahora, son pocos los que tomarían la decisión, pues el honor es una de las cosas que esta desapareciendo de nuestro mundo así como la capa ozono o los pandas gigantes.
En el caso de Merckle (de 74 años), quien se encontraba dentro de los 100 hombres más ricos del mundo, la decisión llego como consecuencia de su incapacidad para lidiar con la deuda de 6,700 millones de dólares que su empresa tenía. Fue entonces que se arrojó a las vías de un tren próximo a la domicilio en Blaubeuren.
La historia de Rene-Thierry Magon de la Villehuchet (de 65 años), también es sorprendente, luego de haber tenido una vida acomodada, no se le ocurrió mejor idea que poner toda su fortuna personal y la de los clientes de su fondo de inversión que en total sumaban $1,400 millones en manos del hasta antes de su captura, brillante financista Bernard Madoff. La razón fue simple, codicia, Madoff ofrecia una rentabilidad que ningun otro fondo de inversión ofrecía, y desoyendo el clásico refran de "si parece demasiado bueno para ser verdad, lo más seguro es que no lo sea". Transfirió el integro de los fondos que administraba a la empresa de Madoff, que luego de ser arrestado terminó admitiendo que había estado realizando una estaba piramidal y que las pérdidas de su empresa serían de $50,000 millones. Luego de descubrir su gran error, Magon de la Villehuchet se suicidaría en su oficina de New York.
Por otro lado Madoff, un hombre que era tambien billonario y administraba fortunas ajenas, simplemente decidió coperar con la justicia, aceptar su culpa y seguir viviendo en arresto domiciliario en su departamento en New York. Pues siendo un hombre más moderno ha descubierto que el honor es sin duda un estorbo en los negocios y ciertamente una causa de suicidio; siendo así ha decidido darnos ejemplo y aguantar como macho la vergüenza. Despues de todo descubrio que vivir una vida modesta, con sólo un par de millones en su departamento próximo a Central Park, es el castigo que merece por su ineptitud.