Todas las tragedias griegas nos proponen un destino inevitable, no importa cuanto el protagonista se empeñe es escapar a su destino, este siempre termina encontrándolo tarde o temprano. La idea de que estamos presos en un papel dentro de una gran obra de teatro cósmico que sirve para distraer la eterna y aburrida vida de dioses bipolares no es nueva y ha tenido diversas encarnaciones desde que tenemos registros históricos. Pareciera que el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, estuviera en dicha posición ya que desde el 2007 está tratando de impedir que la economía estadounidense entre en recesión y para ello ha usado todas las armas de su arsenal, ha rebajado la tasa de interés de referencia (benchmark) a su límite inferior de 0.00% a 0.25%, si no la pone en negativo es porque no puede; ha impreso billetes (aunque electrónicamente) doblando el tamaño de la hoja de balance de la FED; además través del quantitative easing program, ha comprado la basura financiera que tienen los grandes bancos comerciales de los Estados Unidos a precios pre-crisis y sin embargo la economía mundial ha seguido hundiendose en lo que ya muchos analistas abiertamente comienzan a llamar "Gran Depresión 2.0".
Los que leen este blog saben que para mi ese escenario (una nueva "Gran Depresión") sería el más benigno y por tanto el menos probable, debido a que ahora se puede imprimir sin límites (ya no hay patrón oro), el escenario más probable para las economías desarrolladas desde mi punto de vista sería algo parecido a lo que fue latinoamérica durante los ochenta, es decir economías con inflación, sucesivas devaluaciones y recesión. Claro está si es que no se vuelven a utilizar soluciones más radicales, lease guerras de baja intensidad y larga duración. Pero dado que ahora es cada vez más difícil convencer a los jóvenes de morir por su país, es que pienso que la solución de reducir población y crear consumo via presupuestos militares, está agotada, al menos en los países desarrollados.
El problema de las economías de los países desarrollados es muy simple, hay demasiada población para que los estados puedan garantizar los "derechos adquiridos" de sus ciudadanos, el problema es que todos los gobiernos de dichos países desarrollados son democracias y por lo tanto los políticos profesionales saben que proponer la solución puede costarles el cargo, pueden leer más sobre eso en el post llamado "El discurso del malestar". Esto no es nuevo ya ha ocurrido en latinoamérica durante los ochenta, los políticos (con o sin uniforme) desean la aprobación popular y la mejor forma de obtenerla es a través de dádivas disfrazadas de políticas que buscan la justicia social. Como la permanencia en el poder de dichos políticos depende de que dichos derechos sean mantenidos, es la estructura productiva la que termina pagando las consecuencias.
Hay un hecho que explica toda la presente crisis, los ingresos en términos reales (descontando inflación) de los trabajadores de los países desarrollados en el último decénio prácticamente no crecieron, sin embargo el consumo de dichos trabajadores durante el mismo periodo de tiempo explotó. Cómo se pudo gastar lo que no se tenía, pues a base de crédito barato. Paradójicamente, y por más demencial que parezca, es con crédito barato que Bernanke y los directores de la FED están tratando de combatir la crisis.
Pero ayer las malas noticias comenzaron, las ventas de casas nuevas cayeron 33% de abril a mayo. Pero si eso no fueran suficientes malas noticias los analistas de Deutsche Bank con sus nuevos modelos e índices han determinado que las condiciones de las empresas financieras están a medio camino de los valores mínimos registrados luego de la caída de Lehman Brothers.
¿Estamos mal?, si definitivamente estamos mal. Pero hagamos lo que hagamos, ya sea un segundo paquete de estímulo o un corte radical en el gasto público estaremos peor. En el primer caso un segundo paquete de estímulo nos llevará a la inflación y luego a la estánflación, por otro lado un recorte radical del gasto público nos llevará una depresión e innumerables conflictos sociales (lo de Grecia es sólo un calentamiento). ¿Qué es peor?, pués la respuesta a esa pregunta es lo que los gobiernos tanto estadounidenses como europeos están tratando de determinar, al parecer para U.S.A., el escenario menos malo es el inflacionario y está haciendo todo lo posible para conseguirlo. Mintras tanto, al otro lado del Atlántico, los políticos europeos, especialmente entre los alemanes, hay temor a un escenario inflacionario, por ello están tratando de aplicar políticas de austeridad. Ninguna de las dos soluciones resolverá el problema, porque el problema real es otro. La deuda es una consecuencia de que el ciudadano medio europeo o estadounidense vive fuera de sus medios, ¿aceptará de buen grado la población de esos países volver a vivir con salarios de tercer mundo?, no lo creo y la única forma de atender esas demandas ciudadanas es a través de créditos, puesto que hemos llegado al límite y ya nadie tiene ahorros que otorgar como prestamos pues lo que sigue para los gobiernos es imprimir, imprimir e imprimir hasta que la deuda se haya diluído completamente en la gran estánflación por venir.