El discurso del malestar

El decir la verdad no nos hace más populares, especialmente si esta toca directamente a las personas a las cuales se las decimos, es más el decir la verdad puede significar para un polítco perder las elecciones, como lo probara Jimmy Carter hace ya 29 años, al enterrara sus aspiraciones a la reelección luego de dar el discurso titulado "Crisis de confianza", que fuera luego bautizado por sus opositores como el "Discurso del malestar", a pesar de que Carter nunca usara dicha palabra a lo largo de toda su alocución.

Carter era como lo probó con sus acciones una persona moral, que supo poner su deber por delante de las necesidades políticas de su partido o de sus aspiraciones personales, aunque su lucha por los derechos humanos le ha valido reconocimientos internacionales, y fue gracias a su gestión que latinoamérica comenzara el camino a la democratización. Desde mi punto de vista, creo que su mayor aporte a la historia de este país ha sido el famoso "Discurso del malestar", pues es que como dice Carter en la introducción de su mensaje a al pueblo de los Estados Unidos, que el problema que afronta la nación no es ni la dependencia energética, ni la recesión o la inflación, el problema es la pérdida de confianza en que el futuro será mejor, por eso su discurso toca el tema de la confianza y lo expone con bastante clardidad:

"La confianza que siempre hemos tenido como pueblo no es simplemente algun sueño romántico o un proverbio en un polvoriento libro de historia que leemos sólo los 4 de julio. Es la idea que fundó nuestra nación y ha guiado nuestro desarrollo como pueblo. La confianza en el futuro ha apoyado todo lo demás – las instituciones públicas y la empresa privada, nuestras propias familias, y la propia Constitución de los Estados Unidos. La confianza ha definido el rumbo y ha servido como vínculo entre las generaciones. Siempre hemos creído en algo llamado progreso. Hemos tenido siempre una fe que los días de nuestros hijos serán mejores que los nuestros."

La pérdida de confianza en las instituciones que mensiona Carter no ocurrió de un momento a otro, sino que fueron una sucesión de hechos que cambiaron al país y los resume muy bien en los siguientes párrafos:

"Nosotros estábamos seguros que la nuestra era una nación de votos y no de balas, hasta los asesinatos de John Kennedy, Robert Kennedy y Martin Luther King Jr. Nosotros pensábamos que nuestro ejercito sería siempre invencible y nuestras causas siempre justas, sólo para sufrir la agonía de Vietnam. Nosotros respetábamos la institución presidencial como un lugar de honor, hasta que fuimos estremesidos por Water gate.

Recordamos cuando la frase "sonó como un dólar" era una expresión de absoluta fiabilidad, hasta que 10 años de inflación ha disminuido el valor de nuestro dólar y nuestros ahorros. Creímos que nuestra Nación tenía fuentes ilimitadas de recursos hasta 1973, cuando tuvo que hacer frente a una creciente dependencia del petróleo extranjero.

Estas heridas son todavía muy profunda. Y aún no han sanado."

Cambienos las palabras asesinatos de JFK, Robert Kennedy y Martin Luther King Jr., por los atentados del 9 de setiembre del 2001, Vietnam por Irak, y Water gate por el escándalo del tráfico de influencias de Jack Abramoff, y veremos como la gran revolución neo-conservadora de Regan, que vendió la idea de que los mejores días estaban por venir, no fue más que una gran estafa, pues todos los problemas que se afrontaban al comenzar la década de los 80, aún siguen con nosotros.

Carter nos confrontó esa noche del 15 de julio de 1979 ante el verdadero dilema, debemos basar una sociedad en valores o en la búsqueda de intereses individuales e inmediatos, si observamos el resultado de las elecciones de 1980, pues nos daremos cuenta que el pueblo americano eligió el camino del cuál Carter nos advirtió aquella noche de verano, pero he aquí sus palabras:

"Nos encontramos en un punto de inflexión en nuestra historia. Hay dos caminos para elegir. Uno de ellos es el camino sobre el cuál les he advertido esta noche, el camino que conduce a la fragmentación y al egoísmo. Por ese camino se encuentra una idea equivocada de libertad, el derecho a tomar para nosotros alguna ventaja sobre los demás. Ese camino sería uno de constante conflicto entre intereses egoístas que termina en el caos y la inmovilidad. Es un camino al fracaso."

No cabe duda, el modelo de sociedad elegida ciertamente nos ha conducido por el camino del fracaso. La búsqueda de la riqueza instantánea y la pérdida de continuidad histórica, nos ha llevado a destruir no sólo la sociedad en que vivimos sino el planeta entero.

Algo que Obama no está diciendo es que esta crisis no es el resultado de la administración inepta de George W. Bush, sino a una política de fomentar un liberalismo económico que presupone que la búsqueda del bienestar individual irrestricto llevará a una mejor sociedad, un modelo introducido por Ronald Reagan en la década de los 80 y que ciertamente ha demostrado en la práctica, que la visión de hacer grandes beneficios a corto plazo, tiene un costo muy alto para la sociedad.

Obama ha llegado al poder prometiendo cambio, pero todo su gabinete está conformado por el establishment de siempre, ocurre con Obama lo mismo que con Regan, que prometió un cambio a principios de los 80,  la idea entonces era que reduciendo el estado y controlando el déficit presupuestal, todo marcaharía mejor. Ahora, Obama nos quiere vender otra ilusión, pero en este caso la idea es que el estado debe intervenir activamente en la economía, cuando ya esta demostrado que ambos extremos son malos. El problema es que creemos que al elegir un nuevo lider cada 4 años, hemos solucionado los problemas, es por eso que todo presidente termina descepcionando las expectativas puestas en él.

El verdadero enemigo de nuestra sociedad no se esconde en las montañas de Afganistán, o cospira desde algún lugar en Bagdad, nuestro verdaero enemigo nos acompaña todos los días con nuestra falta de compromiso en el trabajo diario, en nuestra búsqueda de la satisfacción inmediata, en nuestro desprecio al derecho del prójimo y a nuestro convencimiento de que la libertad se puede medir por cuántos objetos poseemos.

Empezaremos a resolver realmente los problemas cuando comprendamos que la verdadera libertad y felicidad, no son una cuestion de cantidad, sino de calidad. Y que el patriotismo no es pegar calcomanías con slogans chauvinistas en el parachoque del automóvil, o llevar la bandera en la solapa, sino en compreder que para reestablecer la confianza perdida a lo largo de los años, debemos de comenzar por nosotros mismos, cambiando nuestras actitudes y costumbres.

Disculpen lo largo del post, pero necesitaba desahogar todos esos pensamientos que han venido a mi cabeza a lo largo de los últimos días, al ver el desarrollo de los acontecimientos de la economía y del sector TIC. Algunos prefieren la sátira o el humor, yo prefiero tratar de poner algún orden a mis ideas escribiendo en este blog.

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